sábado, 22 de mayo de 2010

Pedro I de Castilla. Un enigma historiográfico V

Pedro I de Castilla. Un enigma historiográfico V
Datos y lagunas en torno al destino de los restos del rey Pedro I

Covadonga VALDALISO CASANOVA

V – El enigmático destino de los restos mortales.

Se tiene noticia de apenas dos documentos expedidos por Pedro I en el año de su muerte, y ninguno de ellos sirve para esclarecer lo que ocurrió en las semanas precedentes al regicidio, pues están datados en Sevilla en el mes de enero[1]. Hacia febrero debió don Pedro comenzar a planificar su salida de la ciudad, ocupándose primero de abastecer Carmona para dejar allí a sus hijos, y después de hacer acopio de fuerzas para librar a Toledo del cerco del Trastámara. Sobre los últimos movimientos del monarca la versión más aceptada, y la más cercana a los hechos de entre aquellas que conservamos, es la que nos ofrece Ayala en su crónica:

“En este año sobredicho el rey don Pedro, antes que partiese de la cibdat de Sevilla, levo sus fijos e su tesoro todo e muchas armas a la villa de Carmona, e dexo con ellos omes de quien se fiaba. E despues que esto ovo fecho partio de Sevilla, e vino para Alcantara, e alli recogio conpañas por que auia enviado (…). El rey don Enrique, estando en el real que tenia sobre la cibdat de Toledo, sopo que el rey don Pedro queria partir de la cibdat de Sevilla, e queria en todas guisas venir a acorrer la cibdat de Toledo: e envio luego sus cartas (…) caballeros que estaban en Cordoba, que luego sopiesen que el rey don Pedro partiese de Sevilla, que ellos partiesen de Cordoba, e viniesen siempre en par del, poniendo sus guardias como cumpliese…”

Ayala nos ofrece dos relatos paralelos: el que se ocupa de don Pedro y el que narra los movimientos de don Enrique. Mientras el primero se dirige de Sevilla a Alcántara, el segundo ordena a algunos de sus partidarios que le sigan sin ser vistos.

“…e todos los otros, luego que sopieron que el rey don Pedro partiera de Sevilla, partieron de Cordoba, e tovieron siempre su camino allegandose a Toledo, segund que el rey don Pedro facia. E quando el rey don Pedro llego a la Puebla de Alcocer, que es en la comarca e tierra de Toledo, ellos llegaron a Villareal, que estaba por el rey don Enrique, que esta a diez e ocho leguas de Toledo (…). E el rey don Enrique, que estaba en el real que tenia sobre la cibdat de Toledo que tenia cercada, sopo por cierto como el rey don Pedro llegara a Alcantara, e avia alli recogido las compañas que le venian de Castilla, e era ya en la Puebla de Alcocer…”

De Alcántara marchó el rey a Puebla de Alcocer, aunque no sabemos con qué motivo. Probablemente don Pedro trataba de reunir más tropas antes de presentar batalla, y debió de ser Puebla un lugar en donde se sentía seguro. Enrique, que buscaba un enfrentamiento directo, fue a su encuentro. Don Pedro no sabía que le habían estado siguiendo:

“E partio el rey don Enrique de Orgaz, e luego supo como el rey don Pedro pasara por el campo de Calatrava, e era cerca de un lugar e castillo de la orden de Santiago que dicen Montiel (…) pero le decian que queria desviar el camino que primero troxiera e ir camino de Alcaraz, que estava por el, pero non lo sabia cierto”

Este Montiel que quedaba camino de Alcaraz parece corresponder con la localidad manchega. En apoyo de la hipótesis, Ayala nos dice que el petrista Martín López fue al encuentro del rey pero se encontró con los huidos, cuando ya era demasiado tarde, en Baeza:

“Luego que la batalla de Montiel fue desbaratada, segund dicho es, algunos de los del rey don Pedro que partieron de alli fallaron a Martin Lopez de Cordoba, que el rey ficiera Maestre de Calatrava, en Baeza, que venia con compañas al rey don Pedro para ser con el en la batalla”

Señalando en el mapa todos los lugares que cita Ayala, la intención de don Pedro de socorrer Toledo parece haber dado paso a un extraño periplo, según el cronista en busca de refuerzos, que le llevó hasta el castillo de Montiel:

La versión de Ayala nos deja, como vemos, varios enigmas sin resolver. En primer lugar, no queda muy claro porqué don Pedro fue a Puebla de Alcocer, ni porqué se demoraba tanto en socorrer Toledo. En segundo lugar, no dice nada respecto al cadáver del monarca. Sin embargo, parece coincidir con el escrito de Gutierre Díaz de Games quien, en la citada Crónica de Pero Niño, señala que:

“Salio de Sevilla, e tales nuevas ovo que ni pudo yr a Toledo ni tornar a Sevilla. Fuese para Montiel, que tenia ya el bastezida. Saliole al camino el rey don Enrrique. Alli ovieron vna poca de fazienda amos reyes, a la entrada de Montiel…”

La crónica del Despensero y la llamada Cuarta Crónica aportan, probablemente por basarse en una misma y desconocida fuente, otra versión del itinerario seguido por don Pedro en sus últimos días de vida. Según estos textos, el monarca habría salido de Carmona en dirección a Córdoba, en donde ya se habría enfrentado con los partidarios de don Enrique, y de allí habría tomado camino a Jaén, pasando después por Baeza y Úbeda camino de Montiel. En ambos escritos se afirma, por tanto, que el rey se dirigió hacia el Este, que murió en el campo de Montiel, que don Enrique “lo degolló e le cortó la cabeça”, y que sus restos fueron llevados a Puebla de Alcocer. Dado que los dos textos deben situarse en el siglo XV, el traslado a Puebla no puede ubicarse cronológicamente: o se llevó el cuerpo inmediatamente después del regicidio, o un tiempo, no sabemos cuánto, después.

Interesante resulta también el relato de los hechos que ofrece Lope García de Salazar:

Título de cómo el rey don Pero salió de Sevilla para acorrer a Toledo e cómo fue vençido e muerto por el rey don Enrique

“En el año del Señor de mil CCCLXIX años, en el mes de março, partió el rey don Pero de Sevilla para ir acorrer la çiudad de Toledo. E llegado açerca de Montiel, aquella que antiguamente fuera llamada Selva, que quiere dezir en latín monte, el Rey, toviendo derramada su gente por las aldeas e por descansar e como venía de camino, no se temiendo de cosa porque tenía qu'el rey don Enrique no dexaría la çerca de Toledo, el rey don Enrique, sopiendo su venida, dexó recaudo sobre la dicha çiudad e andovo noches e días con las más gentes que pudo, andando de noches con achas e candelas e linternas ençendidas e del día por los logares desbiados de los caminos, e falló al rey don Pero a mal recaudo, como dicho es; e quando lo vio, no pudo recoger todas sus gentes ni las más d'ellas porqu'el día llegaron sobre él. E con todo púsose en batalla mucho esforçadamente. [col. b] Pero commo con él eran pocos e con el rey Enrique muchos e venían aperçevidos, luego fueron desbaratados el rey don Pero e los suyos; e él e los mejores que con él eran metiéronse en el castillo e villa de Montiel, donde luego fue çercado. (…) cortóle la caveça e fízola echar en un río, donde nunca pareçió, e el cuerpo levaron a la Puebla de Alcoçer”

Llegados a este punto podemos, y quizá debemos, preguntarnos porqué existen dos versiones diferentes sobre los últimos movimientos de Pedro I. Sin embargo, y para no complicar demasiado el asunto, quedémonos con que ambas coinciden en que el monarca fue asesinado en Montiel, Ciudad Real. Tanto los itinerarios propuestos por las crónicas para los últimos movimientos del rey como la información que ofrecen los cronistas así lo señalan. Con todo, algunos datos han llevado a que se formulen hipótesis sobre la posible ubicación del castillo de Montiel en Extremadura. Hipótesis apoyadas por la existencia cerca de Puebla de un lugar llamado Atalaya de Montiel. Para esclarecerlo debería partirse de lo poco que los cronistas nos ofrecen. El Despensero, por ejemplo, señala que don Pedro llegó al castillo y:

“E vido escrito en letras goticas en una piedra que estava en la torre del omenage del dicho castillo que decia – Esta es la torre de la Estrella – e como lo leyo, viose perdido, porque muchas veces le avian dicho grandes astrologos que en la torre de la Estrella avia de morir”.

Salazar, como vimos, nos dice que este Montiel se llamaba antes Selva. Ayala señala que pertenecía a la orden militar de Santiago. Gutierre Díaz, en aparente contradicción, afirma que don Pedro ya había abastecido el castillo. El análisis pormenorizado de todas las crónicas, unido a una investigación que revele ciertos datos sobre la topografía y la situación de ambos lugares en el siglo XIV, podría quizá llevar a determinar si hablamos de La Mancha o de Extremadura. Pero sobre todo ello prevalece la idea de que los cronistas creían – o querían hacernos creer – que el destino final del monarca fue Montiel, Ciudad Real. De este modo, parece que lo más enigmático es cómo llegaron los restos a Puebla de Alcocer.



[1] Véase Luis Vicente Díaz Martín, Colección Documental de Pedro I de Castilla (1350-1369), Vol. 4, Año 1369.